Benjamín Rojas está atravesando un gran momento profesional, entre la exitosa obra Escape Room en el Multitabarís y Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar. Pero en una charla íntima, el actor decidió mirar hacia atrás y revivir cómo fueron sus primeros pasos en el mundo artístico, de la mano de Cris Morena, quien fue clave en su formación y proyección. “Nos hizo una prueba, tuvimos una reunión y nos preguntó si queríamos aprender a actuar, bailar y cantar. ‘Sí, dale’, dije”, recordó con emoción.
Lejos de haber sido un salto directo a la fama, Rojas valoró el entrenamiento previo que recibieron los chicos antes de aparecer en pantalla. “Fue todo mágico para mí. Hubo un año entero de escuela antes de llegar a Chiquititas. Aprendimos lo que era un libreto, una escena, cómo pararse frente a la cámara. Cuando llegué al programa ya tenía herramientas”, explicó, destacando la seriedad con la que se tomaban el proceso, incluso siendo apenas unos niños.
Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la confesión sobre el destino del dinero que ganó en esa etapa. Lejos del derroche, su familia fue prudente: “No ganaba una cosa descomunal, pero era chico y no necesitaba un sueldo. Entonces, todos los meses mis padres guardaban mis ahorros para cuando sea más grande. Después me compraron un pequeño departamento”. Así, Benjamín reveló una faceta poco conocida de su historia y demostró que, además de talento, también hubo una base sólida detrás de su crecimiento.
