
La Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contencioso Administrativo de San Francisco ordenó el desalojo del Gran Hotel Viena, uno de los puntos turísticos más enigmáticos de Miramar de Ansenuza, considerado por muchos como “el lugar más embrujado de Córdoba”.
El sitio funciona actualmente como museo histórico, pero la resolución judicial obliga a la Municipalidad a devolver el inmueble a Wandorf Company SA, su propietaria registral.

Según informó El Diario del Pueblo, el fallo de 15 páginas cerró una denuncia iniciada en 2017 y se centró en tres puntos clave sobre la figura de Interversión del Título:
- Ingreso por cuidado: La Municipalidad ingresó reconociendo que el edificio tenía dueño, según documentación y ordenanzas históricas.
- Principio “Nemo Sibi”: Nadie puede modificar la causa de su posesión por el paso del tiempo, según el Art. 2353 del Código Civil de la época.
- Actos equívocos: El pago de servicios o mejoras no demuestra intención de ser propietario; pueden corresponder a un mero tenedor.
Desde la Asociación Civil Amigos del Gran Hotel Viena, encargada de las visitas guiadas, la situación cayó como un balde de agua fría. “Estamos sacudidos. Nuestra postura es proteger la propiedad, que no lo demuelan”, dijo Patricia Zapata a Vía Córdoba.
El misterio del Gran Hotel Viena
Construido en los años 40 por la familia Pahlke, el Gran Hotel Viena fue un complejo cinco estrellas con 84 habitaciones, arquitectura alemana y lujos impensados para la época: biblioteca, sector termal con asistencia médica, banco propio, aire acondicionado central, spa, ascensor y paredes de mármol de Carrara.
Tenía además producción de alimentos dentro del predio: criadero de cerdos y aves, fábrica de hielo, bodega, panadería y depósito de conservas. Por fuera, un piletón con agua dulce y salada y surtidores de combustible exclusivos para los huéspedes.
A su historia se suman leyendas que alimentaron su fama paranormal. Algunos aseguran que Hitler habría tenido una suite allí, y guías mencionan que las habitaciones 106 y 110 registran actividad inexplicable.
Pero el esplendor se derrumbó con la crecida de la Laguna Mar Chiquita en 1977, que terminó destruyendo gran parte del complejo en 1980. Desde entonces, solo sectores seguros permanecen abiertos al público.
Qué pasará ahora
Con la orden de desalojo, el futuro del emblemático edificio —considerado patrimonio cultural y destino turístico clave de la región— queda en suspenso. La comunidad espera que el fallo no signifique abandono, privatización total o demolición de la estructura que simboliza una parte esencial de la historia de Miramar.



