Así es como los astrónomos descubrieron uno de los fenómenos más raros del espacio

Una enorme ráfaga de radiación gamma dio contra la estructura del satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA) en noviembre de 2023. El impacto duró apenas una décima de segundo, pero inmediatamente puso en alerta a los astrónomos.

“Los astrónomos apuntaron sus instrumentos hacia el punto del espacio profundo de donde provenían los rayos gamma para hallar su origen. Fue entonces cuando las cosas empezaron a tornarse realmente extrañas”, dice un artículo de National Geographic.

Los rayos gamma, estudiados desde los años 60, provienen del espacio profundo y, ocasionalmente, alcanzan la Tierra. Pero esta no era una explosión de rayos gamma normal, porque no emitió el resplandor residual que suele acompañarlas.

Como los rayos no se detectaban por ningún lado, un grupo de científicos plantearon la hipótesis de que la fuente de la radiación gamma en este caso podría ser, de hecho, una de las explosiones más raras y poderosas del universo conocido.

Imanes en el espacio

El satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA) recibió en 2023 una ráfaga de radiación gamma. Está terminando su misión de 22 años en el espacio. El satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA) recibió en 2023 una ráfaga de radiación gamma. Está terminando su misión de 22 años en el espacio.

Para los científicos, la radiación provenía de un magnetar, un tipo estrella de neutrones altamente magnética que, a pesar de tener el tamaño de una pequeña ciudad, posee la misma masa que el sol.

Son uno de los objetos más exóticos y extremos del universo: son como un imán tan poderoso que su fuerza es un billón de veces mayor que la de la Tierra.

La relación entre la explosión de rayos gamma anormal con el magnetar fue establecida por el equipo dirigido por Sandro Mereghetti, investigador del Istituto di Astrofisica Spaziale e Fisica Cosmica Milano de Italia.

“Incluso las explosiones breves de rayos gamma emiten radiación de rayos X en el espectro visible y en el espectro de radio que persiste durante varias horas o incluso días”, explicó Sandro Mereghetti para reforzar su hipótesis.

Reconstrucción de una ráfaga de radiación gamma en el espacio realizada por la NASA y difundida por el sitio de noticias alemán DW./ Imagen NASA/ Swift / Cruz deWilde / Cover Images / Picture Alliance.Reconstrucción de una ráfaga de radiación gamma en el espacio realizada por la NASA y difundida por el sitio de noticias alemán DW./ Imagen NASA/ Swift / Cruz deWilde / Cover Images / Picture Alliance.

Los magnetares son el resultado del colapso de una estrella gigante que terminó su vida explotando en una supernova, dejando tras de sí un núcleo muy pequeño, pero increíblemente denso.

La Universidad de Cádiz (España) dice el “enorme campo magnético de un magnetar genera violentas explosiones de energía en forma de rayos X y gamma que pueden durar apenas una fracción de segundo, pero que son tan poderosas que pueden afectar la tecnología en la Tierra y saturar los instrumentos de los telescopios espaciales”.

Estudiar los magnetares ayuda a los científicos a entender fenómenos bajo condiciones extremas que no se pueden reproducir en la Tierra, como la materia ultradensa y los campos magnéticos fuera de escala. Además, sus explosiones energéticas pueden ofrecer pistas sobre eventos cósmicos como los destellos de rayos gamma y otros sucesos astronómicos impresionantes, aun por descubrir más en detalle.

“Estas condiciones únicas hacen que los magnetares sean raros y sus llamaradas gigantes aún más”, afirma National Geographic. Y agrega: “Las explosiones de rayos gamma se detectan aproximadamente una vez al mes, pero en los últimos 50 años solo se han observado tres llamaradas gigantes de magnetares dentro de los 100.000 millones de estrellas que componen la Vía Láctea”.

Ráfaga de radiación gamma dio contra la estructura del satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA)./ Imagen ESA.Ráfaga de radiación gamma dio contra la estructura del satélite INTEGRAL de la Agencia Espacial Europea (ESA)./ Imagen ESA.

Detectar las llamaradas desde fuera de nuestra galaxia es aún más difícil, ya que es necesario apuntar el detector en la dirección correcta y poder diferenciar su radiación de otras fuentes de explosiones de rayos gamma.

fuente: CLARIN

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