
Tras las nuevas listas que les enviaron las empresas de consumo masivo a los supermercados en el final de julio, arranca una semana clave de negociaciones para consensuar los aumentos de precios que finalmente se aplicarán en las góndolas como consecuencia del salto del dólar de casi 14% el mes pasado.
Alimenticias y compañías de artículos de higiene y limpieza informaron su intención de subir entre 2% y 9% en agosto. Entre ellos, fabricantes de productos de almacén y de cuidado personal e higiene como dentífricos y desodorantes, repelentes, desinfectantes, papel higiénico, rollos de cocina y aceites.
Ya hubo una lista de una multinacional que entró en vigencia. Argumentó que actualizó por inflación luego de semanas en las que consideró que venían “atrasados” y negó que tuviera relación con la suba del dólar. Apuntó que estaba previsto de antemano y que “es política habitual darle al cliente 15 días para que se acomode”.
Los súper consideran que lo ideal sería no trasladar los incrementos en un contexto en el que “el mercado no está en condiciones de absorberlos”, con un consumo que apenas se recuperó 0,4% en el primer semestre y la interrupción en junio de tres meses consecutivos de reactivación, con una caída interanual de casi 1%, según Scentia.

Pero reconocen que deberán aceptar parte de esos aumentos, luego de semanas en las que casi no hubo ajustes a diferencia de lo que ocurrió con el “plan platita”, cuando había aumentos preventivos de forma general para cubrirse de la devaluación e inflación.
¿Cuánto sería una suba razonable?
Por ahora, el traslado a precios sería menor a la suba del dólar en las últimas semanas. Sin embargo, adelantan que dependerá de cada caso: los artículos importados son los más susceptibles a un mayor aumento, mientras que los de fabricación local siguen de cerca el alza de costos productivos y logísticos, y el valor de la nafta, que se encareció el fin de semana.
“Si lo analizamos en función de la capacidad de absorción del mercado, el aumento tendría que ser cero. Pero, de acuerdo a lo que piden los proveedores, lo lógico sería el último dato de inflación como techo. Se abre una negociación de unos cuantos días”, señaló una fuente cercana a las cadenas, el segmento más golpeado, que cayó 6,4% en junio y 5,4% en la primera mitad de 2025.

“Hay productos que tienen incidencia directa del dólar y otros de los servicios. Llegaron listas de entre 2% y 8%. Las más altas son de limpieza, cosmética y cremas dentales. Cafés y aceites tienen un fuerte componente dolarizado: 85% de su valor se compone de insumos extranjeros. Lácteos, papeles higiénicos y rollos de cocina siguen los aumentos de servicios y la nafta: cuando suben los costos de flete, aumentan sus precios”, apuntó Armando Eugenio Farina, vicepresidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam).
Según los mayoristas, desde que se levantó el cepo, el dólar subió 26%, mientras que ellos aumentaron apenas 3%. “La industria absorbió bastante los aumentos. Esta semana será fuerte en negociación. La suba del dólar, la nafta y los servicios serán clave para decidir el traslado parcial o total”, anticipó Farina.
En su cuenta de X, el presidente Javier Milei ironizó sobre la suba de precios. “Menger sale a la cancha”, escribió al repostear a un usuario que publicó: “Las cámaras de supermercados y grandes superficies ya están rechazando los aumentos de las listas de precios de los proveedores. No convalidarán aumentos en góndolas”.
Así, se repite la situación que ocurrió en la salida del cepo en abril, cuando creció la tensión entre proveedores que querían que se apliquen las subas pretendidas y los comerciantes que se negaban a hacerlo.
En ese entonces, fue tal la tensión que se generó que el ministro de Economía, Luis Caputo, expuso en su cuenta de X a Molinos Río de la Plata y Unilever por su intención de aumentar los precios. También Milei los cruzó en una entrevista televisiva, al señalar que “se van a tener que meter los productos en el o…”.
La estabilización del tipo de cambio en los días posteriores y la presión del Gobierno llevó a los fabricantes a revisar sus estrategias comerciales. Finalmente, dieron marcha atrás con los aumentos que previeron para la segunda quincena de abril, frente a una devaluación que con el transcurso de las jornadas se achicó.
SN
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