
Los número que releva Empiria, la consultora del ex ministro Hernán Lacunza, son contundentes. En el acumulado anual, las exportaciones del agro aportaron US$ 36.964 millones y las de minería y petróleo, US$ 16.106 millones. En el mismo período, los importadores demandaron US$ 23.458 millones y las “personas humanas”, US$ 37.262 millones. Con estos números, no parece haber divisas que alcancen para que Argentina supere lo que tradicionalmente se conoce como “restricción externa”.
“Bienvenido el superávit energético, que suma. Pero sin demanda de pesos, ninguna oferta de dólares será suficiente. Por eso no tiene mucho sentido anclar expectativas a la presunta oferta de dólares a largo plazo (energía, minería, agro). Sin demanda voluntaria de pesos, no alcanzarán tres pampas húmedas, dos cordilleras o tres Vaca Muerta. La restricción no es externa, sino interna”, escribió Lacunza en su cuenta en la red social X.
La fuerte demanda de dólares de parte de las “personas humanas”, una categoría en la que el Banco Central engloba a las personas físicas que operan en el mercado de cambios y el sistema financiero, tiene varios componentes: el atesoramiento de divisas, el pago de cuentas y los gastos en el exterior por turismo son los principales.
Después de la fuerte dolarización que se vivió este año, la semana pasada, el ministro Luis Caputo habló de la recuperación de la demanda de pesos, que espera que crezca con fuerza en 2026 tras haber tocado piso este año.
¿Por qué ni siquiera con el boom de Vaca Muerta y la muy buena cosecha alcanza para abastecer la demanda del mercado? Para Nicolás Gadano, economista jefe de Empiria, esto se relaciona en parte con la flexibilidad cambiaria y el precio de dólar. Pero remarca que “de hecho, desde que se instaló el sistema de bandas (en abril pasado) -que nos guste o no es un esquema mucho más flexible que el previo- el tipo de cambio fue haciendo el ajuste hacia arriba. Hoy estamos casi un 40% por arriba con bajo pass through. Y en los datos más recientes de viajes y de importaciones se siente ese efecto. No es lo mismo ese tipo de cambio real que el que teníamos antes”.
Además, Gadano menciona que durante este año se dio un efecto de dolarización de carteras previo a la elección. “Veo viable que en los próximos meses esa demanda se atenúe. La fuga de los pesos previa las elecciones fue por temor a que el programa se cayera. Más allá de que las preferencias electorales de cada uno, para el programa económico el resultado electoral fue muy sólido. Entonces es de esperar que esa dolarización en extremo de la gente y de algunas compañías no solamente no continúe sino un poco se revierta y en ese sentido mejore la demanda de pesos, lentamente”.
“La demanda de pesos está en mínimos históricos, lo cual no necesariamente quiere decir que tenga que volver al promedio histórico, pero un poquito debería recuperarse. Y esa sería la oportunidad para que el Banco Central abastezca esa demanda emitiendo pesos y comprando dólares”, agrega.
Para la consultora ACM, tras la flexibilización de las restricciones cambiarias, la salida por formación de activos externos se aceleró, con compras de billetes y divisas por US$ 29.926 millones, de los cuales 40,1% se concentró en los últimos dos meses.
“Tras el resultado favorable al oficialismo en las elecciones legislativas de octubre, se espera que la demanda privada de moneda extranjera se modere en el corto plazo, tendiendo a reacomodarse hacia valores históricos”, apuntan.
Hay otros elementos para esperar que de acá en más la demanda de pesos se recupere. Emilio Botto, Jefe de Estrategia de Mills Capital Group, destaca que “diciembre es un mes de altísima demanda transaccional de pesos por el pago de aguinaldos y el aumento del consumo. Esa estacionalidad actúa como mecanismo de estabilización del mercado cambiario”.
“Para cubrir esa demanda, los agentes económicos suelen desarmar posiciones en activos dolarizados o instrumentos de cobertura, lo que genera una oferta implícita de divisas y ayuda a contener presiones sobre el tipo de cambio”, comenta Botto.
“Mientras persista esta firme demanda de dinero y un esquema de deuda con bajo riesgo de emisión expansiva, el tipo de cambio debería mantenerse estable durante la transición de fin de año“.
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