
La irrupción de la tecnología, la incidencia de la inteligencia artificial, el desarraigo, o el uso racional del tiempo. Factores que caracterizan el mercado laboral global, y ya se perciben en Argentina. Son algunos de los tópicos a los que refirió Andrea Ávila, CEO de Randstad en Argentina, Chile y Uruguay, en diálogo mano a mano con RÍO NEGRO.
PREGUNTA: ¿Cuál es el panorama actual en el mercado de trabajo?
RESPUESTA: El mundo laboral está impactado en un 100% también por la inversión en tecnología y la incidencia de la inteligencia artificial en todos los procesos, en todos los niveles de las organizaciones y en todas las industrias, en mayor o menor medida. Lo que vemos el día de hoy, no es el trabajo del futuro, es el trabajo del presente, trabajar con tecnología, aprender nuevas formas de trabajar, el desafío de las empresas en hacer upskilling y reskilling de sus fuerzas laborales cuando hacen un cambio tecnológico en algún proceso de producción o en algún sistema cuando brindan servicios. Entonces, el desafío que hoy tenemos las personas para ser empleables es poder mantener viva nuestra capacidad de aprendizaje para poder estar abiertos a incorporar estas nuevas tecnologías.
P: En ese escenario ¿Cómo se piensa en trabajo en el mediano plazo?
R: Es algo que no podemos predecir. La única constante que sabemos que va a regir, es la velocidad de cambio en la cual estamos, en tu trabajo como periodista, en el mío como directora de una compañía, para alguien que está en el campo, en un pozo haciendo una exploración, o el que está en la oficina. Ese es el primer mega concepto que debemos tener presentes.
P: ¿La inteligencia artificial va a reemplazar todo?
R: Hay como dos bibliotecas respecto a lo que es el golpe de la tecnología en el trabajo, la optimista y la pesimista. Yo siempre soy de la optimista. Es cierto que con la inteligencia artificial empezando a hacer cosas creativas, a hacer música, a hacer arte, es como que esa parte que en un primer momento habíamos visto como propia o irreemplazable del ser humano, empieza a ponerse en jaque y empezamos a abrir más los ojos diciendo ¿esto por dónde viene? ¿de qué se trata? Pero pensar en que vamos a tener inteligencia artificial, robots, que reemplazan al 100% de las personas, es una ecuación que no cierra. ¿Para qué las empresas vamos a querer tener robots e inteligencia artificial al 100%? ¿Para que después haya personas que no puedan consumir los bienes y servicios que proveen las empresas? O sea, hay una ecuación económica que el mundo tiene que replantearse, más allá del temor o la ansiedad natural que nos genera el hecho de que podemos ser reemplazadas por la tecnología.
El desafío que hoy tenemos las personas para ser empleables es poder mantener viva nuestra capacidad de aprendizaje para poder estar abiertos a incorporar las nuevas tecnologías.
Andrea Ávila, CEO de Randstad Argentina, Chile y Uruguay.
P: Lo saludable sería una convivencia con la tecnología…
R: Exacto. Existen cuestiones que son inherentes al ser humano y el ser humano tiene que aportar su inteligencia y su conocimiento a la inteligencia artificial. Hay que saber usarla, saber interrelacionarse con la robótica, con los diferentes impactos tecnológicos. Es cierto que hay centros logísticos casi totalmente automatizados en el mundo. La industria automotriz es una industria que se ha automatizado muchísimo. Ya hemos visto, por ejemplo, los autos o los camiones sin chofer. Sin embargo, el ser humano sigue formando parte de todos esos procesos y es necesario al momento de generar el producto final. Yo creo que viene una co-creación de valor a futuro. La utilización de una tecnología que el propio ser humano desarrolló, en beneficio del ser humano para realizar un trabajo mejor, co-creando valor.
P: ¿Qué lugar ocupa hoy la virtualidad en el trabajo?
R: Hoy hay una clara tendencia hacia una mayor presencialidad en las compañías. Es un camino no solamente ligado a cuestiones de creatividad, sino también a cuestiones de productividad. En ese proceso hay diferentes reacciones del trabajador o del candidato, no solamente por cuestiones generacionales en las que podemos pensar que los más jóvenes son los más reacios, y no es así, sino también por el tiempo de conmutación que tienen las personas desde que salen de su casa hasta que llegan a la oficina. Y eso se complica mucho en las grandes urbes. No es que haya una resistencia a volver a la oficina, a encontrarte con un compañero, o a trabajar, sino que también importa el tiempo invertido para eso. Si necesito invertir dos horas o tres horas de mi vida en ir a mi casa, es un 33 o un 40% del tiempo total que estoy trabajando invertido solo en llegar al lugar. También hay una clara necesidad de que haya un propósito en la presencialidad. No tiene sentido ir a la oficina a tener reuniones virtuales. El otro punto es que solo un 30% de nosotros somos los que podemos teletrabajar o hacer trabajo virtual, porque el 70% restante de nuestra estructura económica de país tiene que ir a trabajar a producir a una planta.
P: ¿Existe una rotación más acelerada en la post pandemia?
R: Más que post-pandemia o pre-pandemia, la rotación es algo que se da más aceleradamente anclada a niveles generacionales y a ciclos económicos. Cuando el ciclo económico es más adverso o es más incierto, las personas tendemos a quedarnos en el trabajo que tenemos, cuando vemos más oportunidades buscamos nuevos horizontes. Nosotros hacemos todos los años un estudio de marca empleadora, el Randstad Employer Brand Research, donde le preguntamos a los candidatos cuáles serían los factores o los drivers en cuanto a la mejor empresa para trabajar. El primer factor normalmente es el salario. Pero es considerado un factor higiénico, no es un diferenciador, porque muy pegado vienen los factores no económicos, que han tomado un rol protagónico en los últimos años, precisamente post-pandémicos. ¿Cuáles son? Un ambiente de trabajo agradable, la posibilidad de incorporar nuevas experiencias, las oportunidades de desarrollo, el equilibrio entre la vida profesional y personal. Salvo el salario, son todos factores blandos los que hacen que las personas elijan una empresa para ir a trabajar.
Capacidad de aprendizaje, comunicación y resiliencia, son las tres habilidades blandas más importantes a la hora de elegir un candidato para incorporar a los equipos de trabajo.
Andrea Ávila, CEO de Randstad Argentina, Chile y Uruguay.
P: ¿Cuáles son las habilidades blandas más relevantes en un candidato?
R: Te diría que hay tres claves, además del conocimiento. La principal competencia que se busca hoy es la capacidad de aprendizaje. Es decir, estar abierto a nuevas formas de hacer el trabajo, que conlleva la capacidad de desaprender. La segunda es la comunicación, tener una comunicación efectiva, clara, para poder formar parte de un equipo que realmente sea productivo y de alto desempeño. Y la tercera es la capacidad de vivir en un contexto de incertidumbre, que es la resiliencia. No solo hablamos de la volatilidad del escenario argentino, sino del cambio en mi propia tarea, impactada por la tecnología, por un cambio de rol, por un cambio de funciones. Entonces, la resiliencia es fundamental.
P: ¿Es real la aspiración de las nuevas generaciones por la migración laboral a otro país?
R: Existe la migración virtual. La idea de trabajar en cualquier parte del mundo existe, pero en un porcentaje menor. La gente que anda viajando y trabajando también existe, es un fenómeno post-pandémico pero de baja incidencia. Antes, muchos más jóvenes dejaban nuestro país en busca de nuevos horizontes y mayor estabilidad económica. Hoy eso lo obtienen sentados acá al lado, porque pueden trabajar virtualmente para cualquier parte del mundo en tecnología, marketing, recursos humanos o comunicaciones. Un joven que trabaja para una compañía afuera puede tener un muy buen salario que le permita viajar y encontrar también la flexibilidad de hacer ese trabajo desde otros lugares del mundo. Hoy la virtualidad permite que convivan la migración laboral virtual con una mayor permanencia en el país de aquellos que buscan nuevos desafíos o vivir en un mercado económicamente más estable. Porque nuestro país es un lugar lindo para vivir y todos los argentinos deseamos vivir acá. Entonces esa migración es más virtual que física.
Perfil
Andrea Ávila es abogada (UCA) y Magíster en asesoramiento jurídico de empresas (Universidad Austral). Cursó el Programa Ejecutivo en Alta Dirección Empresarial de Columbia Business School Executive Education.
Con más de 30 años en la industria de los recursos humanos, es actualmente CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay.
Es miembro del Consejo Directivo de la Cámara de Agencias Privadas de Empleo (CAPE).
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