
La ciudad del Tajamar inauguró el Paseo de la Cisterna, la primera obra pública de su historia, ahora transformada en atractivo turístico y patrimonial.
Alta Gracia volvió a sorprender con un hallazgo que mezcla historia, patrimonio y cultura. Bajo tierra, y oculta por más de ocho décadas, la primera obra pública de la ciudad —una antigua cisterna construida en 1907— fue recuperada y convertida en un nuevo espacio cultural y turístico: el Paseo de la Cisterna, inaugurado el 12 de septiembre con la presencia del intendente Marcos Torres, autoridades provinciales y cientos de vecinos.



La obra, considerada pionera a nivel nacional, rescata una parte clave del pasado: la cisterna formaba parte del sistema de provisión de agua vinculado a la histórica acequia jesuítica y el Tajamar, ambos reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. “Alta Gracia es su historia y camina hacia el futuro. Recuperamos nuestra primera obra pública y seguimos trabajando para que cada rincón de la ciudad se transforme en un motivo de orgullo”, afirmó el intendente Torres durante el acto de apertura.



El arquitecto Eduardo Salusso fue quien redescubrió este tesoro en 2024, cuando realizaba trabajos en una obra vecina. Desde entonces, junto al municipio y un equipo de especialistas, se impulsó un proyecto de recuperación que hoy permite integrar la cisterna al circuito patrimonial de Alta Gracia, que ya cuenta con la Estancia Jesuítica, el Viejo Molino, el Obraje y una red de museos. “Me encontré con un hueco y más adentro, la vieja cisterna. No dudé en decirle al intendente: tenemos que hacer algo aquí, es un lugar histórico”, recordó Salusso.


El Paseo de la Cisterna no solo rescata un patrimonio arquitectónico único, también funciona como un nuevo punto de encuentro para vecinos y turistas. Con esta puesta en valor, Alta Gracia reafirma su perfil de capital cultural de Córdoba, combinando memoria, identidad y desarrollo turístico.