
La derrota de Alex Barrena ante Román Burruchaga (7-6 [4] y 6-3 en una hora y 43 minutos) en la final del Challenger de Buenos Aires no apaga el veloz ascenso de este joven de 22 años, quien cumplirá los 23 el próximo 10 de octubre y venía de caer en la definición del torneo de Villa María. Es el hombre del momento en el circuito que conforma el segundo escalón del ATP tour.
Consiguió este año 28 de las 35 victorias que lleva acumuladas en su carrera, se alzó con el título también en los torneos de San Miguel de Tucumán (abril) y Santa Cruz de la Sierra (junio) y subió ya 395 lugares en el ranking esta temporada, más que ningún otro tenista que haya arrancado el 2025 entre los 600 primeros del mundo, para instalarse en el puesto 170. Está en el mejor momento de su vida tenística. No hace falta preguntárselo.
-¿Cómo se explica semejante salto en tu carrera?
-Mejoré mucho el saque, me estoy moviendo mejor, estoy más encima de la bola, que es muy importante. Pero todo pasa por lo mental, sin dudas. Los golpes ya los tenía. Todos los profesionales juegan bien, todos le pegan bien a la pelota. Lo que cambia es la cabeza y cuando estás bien de la cabeza, los resultados se empiezan a dar. También hay un tema de maduración. Se trabajan muchas cosas con el psicólogo, que es muy importante, pero a la vez es un proceso madurativo que a unos les lleva más tiempo que a otros.
-¿Y en qué aspecto creés que todavía tenés mucho por mejorar para seguir escalando?
-La regularidad. Quiero tratar de ser más estable, no tener tantos altibajos. Muchas veces juego un set muy bueno y después tengo dos o tres games en los que bajo. Es importante mantener la constancia durante tres horas, por lo menos, para lograr los resultados que uno quiere. ¿Cómo se logra eso? Es enfocarse en uno, pensar qué está haciendo mal y qué puede mejorar para salir de ese bucle negativo, no estar todo el tiempo pensando en el rival.
-Se suele decir que lo más importante no es llegar, sino sostenerse. ¿Esa regularidad es lo más difícil de conseguir para un tenista?
-Sí, porque está muy parejo todo. Los Challenger, especialmente, son muy parejos. Cualquiera le puede ganar a cualquiera, cualquiera puede perder en primera. Eso es lo más duro de este nivel. Igual, también pasa en ATP. A veces se ven resultados atípicos por el hecho de que está muy parejo el nivel.
-Te estás acercando al top 100. ¿Superaste las expectativas que tenías para este año?
-Este crecimiento es algo que nos propusimos con mi equipo de trabajo a principio de año, pero el objetivo no era terminar dentro del top 100, sino jugar todo un año sano, que no lo pude hacer nunca en mi carrera. Eso es lo más positivo de esta temporada, más allá de los resultados.
-¿Cuáles fueron las lesiones más importantes que tuviste?
-Entre fines del 2021 y principios del 2022 estuve ocho meses sin jugar porque me había salido un edema entre la costilla y el cartílago. Después, el año pasado estuve fracturado de la espalda y quedé seis meses afuera. También me fisuré una costilla. Todas lesiones por estrés.
-Hablabas antes de un cambio que hiciste a nivel mental: ¿te ayudó también a evitar este tipo de lesiones generadas, como vos decís, por estrés y así poder jugar con mayor regularidad?
-Si, obvio. Estar más tranquilo de cabeza le hace bien al cuerpo. Hace tiempo que estoy con mi psicólogo, pero ahora particularmente estamos trabajando en intentar estar tranquilo afuera de la cancha. Eso es importante y se traslada a lo que pasa adentro.

No se van a encontrar videos de Alex Barrena golpeando la pelota de niño en algún club de la Ciudad de Buenos Aires, donde nació y se crió, ni tampoco el testimonio de algún viejo entrenador de la infancia refiriéndose a él como una futura estrella del tenis o como un talento especial. Simplemente eso no existe.
“Arranqué a jugar de muy chico, cuando tenía 14 meses, pero no me lo tomé como algo profesional hasta los 18 años. Jugaba dos veces por semana, también hacía fútbol, me divertía. Nada más. Después, sí tomé la decisión de empezar a jugar profesionalmente”, detalló quien se formó en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Su participación en los torneos de Menores de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) era recurrente y sumó éxitos en la etapa juvenil que lo llevó hasta los cuartos de final de Roland Garros Junior en 2020.
-¿Qué recuerdos guardás de Roland Garros? ¿Fue ahí cuando te sentiste tenista por primera vez?
-Si, obvio, estás ahí con todos los jugadores y es hermoso. También fue un poco raro porque me tocó en el año de la pandemia y nos hacían testeos todo el tiempo. Era complicado, pero a la vez el torneo estuvo muy lindo.
-¿Y el US Open?
-Una locura. Fue una emoción muy grande la de jugar mi primer qualy de Grand Slam (NdR: perdió en el debut ante el belga Kimmer Coppejans por 6-4, 6-7 y 6-3) con toda la gente apoyando, el estadio explotado. A eso no hay con que darle. Muy típico de Estados Unidos todo el show, el ruido, toda la gente gritando. Hermoso realmente.
-¿Soñás con volver ahí, a esos grandes torneos y que se haga algo frecuente para vos?
-Si, pero voy de a poco. Primero, quiero terminar bien el año. Quedan un par de torneos, sobre todo de la gira de Sudamérica, que es la más linda (NdR: se presentará esta semana en el Challenger de Antofagasta, Chile). Creo que pude hacer un muy buen papel hasta ahora en el año y espero seguir de esa manera.
-¿Y para el año que viene?
-Como dije, el principal objetivo es poder jugar todos los torneos, como este año, y no tener ningún tipo de lesión. Obviamente que me gustaría saltar al top 100, competir en ATP, pero no me pongo objetivo de ranking actualmente. Paso a paso.
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