
Antes que nada, una reflexión sobre los nuevos tiempos que corren. Esta semana el histórico centro cultural “The John F. Kennedy Memorial Center for the Performing Arts” en Washington cambió su nombre por orden del gobierno. Ahora se llama “The Donald J. Trump & John F. Kennedy Memorial Center for the Performing Arts”. Quién iba a imaginar que el peronismo iba a llegar tan lejos.
Dicho esto vayamos a lo importante: se vienen las Fiestas.
Esta semana ya es Navidad y la otra es Año Nuevo. Como suele pasar, la humanidad se divide en dos grandes grupos.
De un lado están los que disfrutan las Fiestas, las reuniones, la alegría familiar, del amor, la ensalada rusa, el vitel toné, el lechón y chupar alcohol hasta perder la conciencia. Del otro lado, estamos los que detestamos todo ese combo y no vemos la hora de que sea 1° de enero.
Entre los que no quieren saber nada de las Fiestas está Nicolás Maduro. Le tiene tal fastidio a las Navidades que las adelantó para el 1° de Octubre así se podía sacar el problema de encima rápidamente. Lo bien que hizo porque la posibilidad de que Donald Trump aproveche la euforia del 24 a la noche para tirarle un par de cañitas voladoras desde el portaaviones USS Gerald Ford son altísimas. Tiempos difíciles para el chavismo. La única razón por la que Maduro cree ser la persona más acechada, rodeada y complicada de este planeta es porque no conoce a Chiqui Tapia.
Tampoco Cristina va a pasar su mejor Navidad. Recibirá la Nochebuena con pocos amigos (nunca tuvo muchos), Máximo, la familia, algún chupamedias con la cara de Néstor tatuada en el brazo, un abogado (a Ella le conviene tener siempre uno cerca) y no mucho más. A lo sumo, si le quiere poner un poco de onda, podría colgarle unas guirnaldas a la tobillera. Hay unos led a pilas que andarían bastante bien.
La Nochebuena de Macri y del PRO no será la más feliz. El jueves el gobierno le hizo una zancadilla de esas que el Gato no olvida ni perdona. El gobierno libertario hizo un acuerdo con los kirchneristas a espaldas de él. Fea la actitud.
Mientras Milei los seguía tratando de kukas desde una señal de streaming, sus operadores en el Congreso acordaron con los operadores de Cristina para repartirse los cargos de la Auditoría General de la Nación, dejando afuera lo pactado con Ritondo. Raro en un dirigente como él que fuma abajo del agua.
Según se supo, algunos cargos le habían sido prometidos al PRO y los traicionaron dándole la razón a los que dicen que libertarios y kirchneristas, a veces, se parecen demasiado. También hay que reconocer que últimamente Macri falta mucho a los entrenamientos y está medio desconcentrado. Le patean de afuera del área y le entran todas.
En cambio, el que la está pasando fenómeno y va a disfrutar de las Fiestas es el ministro Caputo. Feliz desconocedor del arte de la política se siente ganador y sigue arriesgando la pelota en el área chica. Sale jugando desde el fondo con pelota dominada y canchereando con la frente alta como si fuera Passarella. Pero la realidad es que el tipo es el 2 de Chacarita, con todo respeto por los amigos funebreros.
Primero canchereó con aquello de “comprá campeón” (2 de julio). Tenía el dólar a 1.230 pesos y en un minuto se le fue a 1.500 mangos.
Después vino la inmortal frase “es esto o el comunismo” (10 de septiembre) . Justo lo que nunca hay que decirle a los inversores del mundo: “Si yo pierdo viene Fidel Castro”.
Como si esto fuera poco, una semana después dijo: “Vamos a vender hasta el último dólar” (18 de septiembre). Para dimensionar la barbaridad que significa esta frase solo hay que ponerse en el lugar del inversor que está en la cola y siente que va a llegar a la ventanilla después del último dólar.
A Caputo lo salvó Javi que salió a caminar el conurbano para remontar el desastre de las PASO y finalmente en octubre logró revertir la situación.
Sin embargo, se ve que el ministro sigue sin entender de qué se trata el arte de hacer política y generar confianza porque este martes se mandó otra. Esta vez pasó más desapercibida porque a esta altura del año la mayoría del bando disfrutador de fiestas está distraído preparando el pionono.
Dijo el mejor ministro de economía de la historia: “No hicimos Plan Bonex, no hubo default, ni corralito ni pesificación”. O sea, el crack metió en una sola frase las cuatro palabras que un ministro de economía jamás debe decir: bonex, default, corralito y pesificación. ¿Qué necesidad había de refrescarle la memoria a los ahorristas?
Mucho menos si encima sos un ministro con reservas netas negativas. El tipo cancherea en el área como si le sobraran reservas pero en realidad sólo tiene el swap con China, los dólares de los ahorristas que el Banco Central guarda como encajes, la buena voluntad de Scott Bessent y el oro que estaba en Argentina y que ahora nadie sabe dónde corno lo guardaron.
Se arriesga a que lo cruce uno como el Changuito Zeballos, le trabe la pelota, se la robe y se la mande a guardar.
No sea cosa que un día veamos a Caputo saliendo por cadena nacional anunciando que, como necesitaba pagar un vencimiento de deuda, dejó el oro en la joyería que promociona Mirtha. “Tranquilos, los empeñé ahí porque Ricciardi es de mi confianza”.
Por lo demás es de esperar que el espíritu navideño calme los ánimos de nuestras queridas bestias peludas, bajen un cambio y entiendan que no llegaron para cambiar la historia de la humanidad sino para administrar con eficiencia y honestidad la mosca que nos sacan y dejar el país un poquitito mejor de como lo recibieron. Con eso ya seríamos todos felices.
También cabe decir que el mundo se ha complicado tanto que al final nosotros no estamos tan mal. La mayor potencia occidental y democrática del planeta tiene un presidente que le pone su nombre a todo. Acá hicimos lo mismo con Néstor pero al menos esperamos que falleciera. En realidad esperamos poquito porque a los 20 días cualquier rotonda ya se llamaba Néstor Kirchner.
Nada debería sorprendernos. Desde el año 2008, el estadio del Club Atlético Barracas Central que preside el famoso Claudio “Chiqui” Tapia se llama “Estadio Claudio Tapia”. Es un problema contagioso.
Aquellos que piensan que la impunidad es para siempre deberían mirar el escándalo de la AFA y poner las barbas en remojo. Cuando esa ola se eleva, como le está pasando al Chiqui, también suele ser contagiosa.
Mientras tanto amigo lector, si usted juega en el club de los que aman las Fiestas de fin de año, disfrute. Y si usted es del otro bando piense que solo faltan 10 días para que la pesadilla termine. Todas buenas razones para estar contentos.
Feliz Navidad para todos.
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