El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que lleva más de dos décadas de negociaciones, parece estar al borde de una resolución. Este martes se podría dar un paso decisivo con lo que algunos califican como una “firma simbólica”. Aunque esta ceremonia no implicaría la ratificación final, sería un gesto político crucial que permitiría avanzar hacia la aplicación provisoria del pacto.
La firma simbólica no es más que un acto de publicidad diplomática: una foto de los funcionarios europeos y latinoamericanos firmando el acuerdo con sus respectivas lapiceras, aunque sin los trámites legislativos finales. El acuerdo, sin embargo, no entra en vigor de inmediato. La verdadera novedad es que la Unión Europea podría avanzar con la aplicación provisoria, una prerrogativa que le otorga la Comisión Europea para implementar el pacto incluso antes de que los parlamentos nacionales de cada país miembro de la UE lo aprueben.
Esto permitiría que, a pesar de los cuestionamientos de algunos países europeos —en particular Francia y Países Bajos—, se empiecen a implementar los principales puntos del acuerdo. La aplicación provisoria es un mecanismo que abre la puerta a que las medidas de apertura comercial y cooperación entre ambas regiones se pongan en marcha de manera casi inmediata.
La visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a Uruguay la semana pasada es una clara señal de la presión para cerrar el acuerdo. Von der Leyen, quien expresó que “la meta del acuerdo está a la vista” y destacó la oportunidad de crear un mercado de 700 millones de personas, subraya la importancia de este pacto para la economía global. Su mensaje es claro: la UE está dispuesta a avanzar pese a las resistencias internas.
Desde Brasil, el jefe negociador Mauricio Lyrio se mostró optimista y aseguró que el acuerdo podría cerrarse antes de fin de año, mientras que en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil consideran la visita de von der Leyen como una “señal muy fuerte en favor del acuerdo”.
Sin embargo, en Argentina las cosas no son tan sencillas. A pesar de que el presidente Javier Milei se ha mostrado a favor de una mayor apertura comercial y de la integración de la región en el mercado global, su gobierno ha manifestado dudas sobre el contenido del acuerdo, especialmente respecto a los compromisos en áreas sensibles como el medio ambiente, los derechos de género y los estándares vinculados a la Agenda 2030 de la ONU.
Milei, quien se ha mostrado como un ferviente defensor del libre mercado, no está dispuesto a aceptar cualquier pacto sin considerar sus implicancias para la soberanía y la política interna de Argentina. De hecho, en las últimas horas circuló la versión de que podría incluso romper con el Mercosur si no se logra un acuerdo que favorezca una mayor apertura comercial. Sin embargo, este movimiento es más una postura negociadora que una amenaza real, ya que cualquier cambio en la estructura del bloque requiere la aprobación del parlamento.
El gobierno argentino teme que el acuerdo implique concesiones políticas que comprometan la autonomía en cuestiones como el cambio climático y los derechos laborales y de género. En particular, las cláusulas relacionadas con la Agenda 2030 y los compromisos ambientales han generado una preocupación creciente entre sectores industriales y políticos. “Desde la renuncia de Mondino, no hemos escuchado declaraciones de apoyo del Gobierno argentino”, le dijeron a Ámbito desde la diplomacia brasileña, reflejando la incertidumbre sobre la postura oficial de Buenos Aires.
A pesar de los desafíos internos, tanto en la UE como en el Mercosur, la firma simbólica parece inminente. Pero la verdadera pregunta es cómo se llevará a cabo la aplicación provisoria. Este paso, que podría comenzar inmediatamente después de la firma simbólica, permitirá que muchos de los acuerdos de comercio y cooperación, especialmente en lo que respecta a la reducción de barreras arancelarias y la cooperación en sectores estratégicos como la tecnología, la energía y la agricultura, empiecen a implementarse sin esperar la aprobación legislativa formal.
En este contexto, las tensiones internas en ambos bloques seguirán marcando la pauta. Por un lado, la UE continúa presionando para aprovechar el acuerdo en un contexto económico global cada vez más incierto. Por otro lado, los gobiernos de Brasil y Argentina deberán equilibrar las demandas internas con las oportunidades que representa este acuerdo para la región.
Discurso del Presidente Javier Milei en la 65° Cumbre de Líderes del Mercosur, en Montevideo. pic.twitter.com/v2JrAOFE5m
— Oficina del Presidente (@OPRArgentina) December 6, 2024
Mercosur: Caputo pidió mayor apertura comercial para impulsar el crecimiento de Argentina
El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, destacó la necesidad de una mayor apertura comercial para impulsar el crecimiento del país, durante su participación en la Reunión de Ministros de Economía, Hacienda y Presidentes de Bancos Centrales del Mercosur y Estados Asociados, celebrada en Uruguay. A lo largo de su intervención, Caputo subrayó la importancia de flexibilizar el Mercosur para permitir que los países miembros puedan negociar acuerdos bilaterales con otras naciones, lo que dinamizaría el comercio y beneficiaría a la economía regional.
En el encuentro, que contó con la presencia de la ministra de Economía de Uruguay, Azucena Arbeleche, y el presidente del Banco Central uruguayo, Washington Ribeiro, Caputo presentó un panorama de la situación económica de Argentina y expuso las medidas implementadas para ordenar las finanzas del país, como el control de la inflación y el ordenamiento de las cuentas fiscales. A su juicio, la flexibilización del Mercosur permitirá a los países avanzar de manera conjunta en iniciativas como el acuerdo con la Unión Europea, al mismo tiempo que podrán negociar acuerdos comerciales individuales que les permitan crecer económicamente.
“Argentina necesita avanzar en una mayor apertura comercial para seguir creciendo y continuar aplicando medidas para incrementar las inversiones”, remarcó Caputo, quien destacó que la integración económica regional debe ir acompañada de una mayor flexibilidad para afrontar los desafíos comerciales globales.
Este llamado de Caputo resalta la tensión existente dentro del Mercosur entre los intereses de los países más grandes, como Brasil y Argentina, y las economías más pequeñas, como Paraguay y Uruguay, que tradicionalmente han sido más reacias a ceder soberanía comercial. Sin embargo, el ministro argentino se mostró optimista respecto a la posibilidad de avanzar hacia un bloque más dinámico y adaptado a las realidades económicas globales, con el objetivo de aumentar las exportaciones y atraer nuevas inversiones.