
La Iglesia recuerda hoy a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, ejemplo de caridad y fe inquebrantable.
Cada 7 de agosto, la Iglesia católica conmemora a San Cayetano, una figura profundamente venerada por su entrega incondicional a Dios y su incansable labor en favor de los más necesitados. Su vida, dedicada a la asistencia espiritual y material de los enfermos y marginados en Nápoles, continúa siendo fuente de inspiración para millones de fieles que lo consideran símbolo de fe, esperanza y solidaridad.

San Cayetano no solo se destacó por su acción directa en el auxilio de los pobres, sino también por su visión de una Iglesia más cercana al pueblo. Promovió la formación religiosa entre los laicos mediante cofradías que buscaban fortalecer la fe en la vida cotidiana. Además, fundó la orden de los Clérigos Regulares Teatinos, con la que impulsó una renovación espiritual dentro del clero, centrada en la oración, el estudio y el servicio.

Para quienes profesan la fe católica, este día representa una oportunidad para recordar la importancia de vivir con humildad, compromiso y amor hacia el prójimo. San Cayetano dejó un legado de compasión activa, mostrando que la verdadera devoción se refleja en cada gesto de ayuda y consuelo hacia los demás.