
23 años pasaron desde aquel 3 de abril de 2002, cuando Marita Verón salió de su casa en San Miguel de Tucumán y nunca regresó. Desde ese entonces su madre, Susana Trimarco, no ha cesado en su búsqueda, y se ha enfrentando a las mafias de la trata de personas y denunciando las irregularidades judiciales que han marcado el caso de su hija.


La indiferencia del sistema judicial no la detuvo, y con el tiempo logró obtener testimonios clave que confirmaron que su hija había sido víctima de una red de explotación sexual. Trimarco terminó exponiendo el accionar de estas organizaciones criminales, y cómo personajes poderosos de la provincia estaban vinculadas a estas.

Testigos señalaron que Marita fue vista en distintos prostíbulos de La Rioja y que su destino final pudo haber sido el extranjero. Sin embargo, a pesar de las pruebas y el juicio que se llevó a cabo en 2012 contra trece imputados, la justicia los absolvió. Pero, en 2013, una revisión del fallo condenó a diez de ellos, aunque aún persisten muchas incógnitas sobre la verdadera suerte de la joven.
Trimarco, lejos de rendirse, ha dedicado su vida a la lucha contra la trata de personas. Su trabajo llevó al rescate de muchas víctimas y a la creación de la Fundación María de los Ángeles, que asiste a mujeres que han atravesado situaciones similares.
